Si tu estas esperando ese momento perfecto, el tiempo perfecto nunca va a suceder.. Sabes lo que tienes que hacer? Tu tienes que crear el tiempo perfecto y la oportunidad perfecta y la situación perfecta.
Esta frase es la adecuada para empezar este post que para mi es muy emotivo. Ya han pasado 4 semanas después de haber corrido la maratón de Berlin y todavía puedo sentir la adrenalina, por mi cuerpo al pensar en ese día, que para mi fue fantástico y perfecto.
La maratón de Berlin sería el punto máximo del segundo semestre del año y con ella culminaría la sesión del año 2015. Al empezar el entrenamiento para ella, estaba muy motivada, pero a la vez muy nerviosa, como lo había comentado en mis entradas anteriores. Mi última maratón había sido una pesadilla y todavía estaba un poco traumatizada. Yo quería dejar ese trauma en el olvido y por ello había decidio correr una maratón de nuevo. Siempre tuve la fé que no podría ser tan malo, que algún día podría terminar una maratón con muchas satsfacción. Por eso me dije a mi misma que debería planearlo todo meticulosamente, sin dejar ningún detalle afuera como lo había hecho en la media maratón de Hamburgo. En especial tendría que poner atención a mi entrenamiento mental.
De esta manera a comienzos de Julio empezó mi plan. Yo como siempre muy disciplinada empecé muy juiciosa. En ese mes llegaría mis padres de visita y estaba muy feliz de ello, mas sin embargo no podría entrenar como quería, debido a las vacaciones que habíamos planeado con ellos. Yo me decidí obviamente por mis padres ya que no es muy frecuente tenerlos aquí y para mi, la familia siempre esta en el lugar número uno. Así, mi super plan tuvo algunas tranformaciones. Al final no alcance a correr sino dos entrenamientos largos (35 y 33 Km.), en dónde en uno de ellos me búsque una lesión muy rara que duro todo el mes de septiembre y que a próposito todavía tengo. Además de ello, mi vida emocional, personal y laboral no estaban en el mejor equilibrio. Algunas veces pensaba en que si correr la maratón sería lo correcto. Más sin embargo, la energía que mis padres me trasmitieron, el hermoso verano y las ganas gigantes de correr fueron lo que me mantuvieron firme en mi reto de correr la maratón.
En los entrenamientos no todo había sido malo, yo me sentía fuerte y muy rápida. Eso era lo que también mantenía mi esperanza. Solo la resistencia era la parte débil del entrenamiento.
Los tests de 10 Kilómetros y media maratón para la maratón habían estado muy bien, para mi sorpresa. Había de hecho mejorado mi tiempo en la media maratón. Es decir, que todavía estaba la ilusión de realizar una maratón con un tiempo respetable. Por otro lado, la semana anterior a la maratón todavía tenía ese dolor raro detrás de mi rodilla, que raramente desaparecía cuando calentaba y volvía cuando ya paraba. Siempre pude entrenar, solo tenía muchos dolores durante el día, los cuales se intesificaron aún más los dos días anteriores a la maratón. Para empeorar la situación, el miércoles de esa semana me había picado una garrapata, después de correr en el bosque. Las garrapatas tránsmiten en esta región un par de enfermedades como la enfermedad de Lyme y Teluria, las cuales puedes ser muy peligrosas. Eso para completar el panórama de una semana de tapering muy relajada!!.
En mi habían dos yo polarizados. Uno que decía no, estas son señales para que no corras, quizás va venir algo peor, quizás la lesión se empeora y no deberías hacerlo. Mi otro yo, el iracional, me susurraba todo el tiempo, que bien sería bajar de 3 horas, sería genial cumplir uno de tus sueños, porque no te lo piensas mejor, corre la maratón y rápido!. Como ya muchos me conocen yo y la razón no somos los mejores amigos y casi siempre me decido por el plan más descabellado, aunque el sábado, día anterior a la carrera había decidido correr 3:10, es decir correr a un ritmo de 4:30. Pensé que sería un pace muy cómodo y que ya vería durante la carrera si podía apretar o no.
El día anterior a la carrera había llegado mi amiga colombiana, Dora, con la cual nos encontramos en la feria. Más tarde nos encontramos con Veronica y pasamos una tarde amena tratando de darnos los mejores consejos y ánimos para el día siguiente.
Dora se quedaría en mi casa. Como siempre, cuando estoy con una paisana no puedo parar de hablar y el sábado, a pesar de que queríamos dormir bien para la maratón, nos acostamos tarde. Se siente como en casa. En fin, a la una de la mañana fuimos a la cama y al día siguiente nos levantamos a las 7:00. Yo estaba nerviosa, pero también muy concentrada. En la mañana ya habían pensado por mi mente todos los posibles escenarios de la carrera y ya estaba más tranquila de cierta manera, a pesar del dolor. Yo ese día me realicé un masaje con mi crema para caballos que traje desde Colombia para calmar el dolor. Solo se consigue en las veterinarias. Algún día les hablaré de ella. A las 8:00 salimos con Dora y fuimos en bici hacia la sálida de la carrera para encontrarnos con Vero, la cual ya nos estaba esperando. Allí nos dimos los últimos consejos y nos deseamos lo mejor en la carrera. Faltando cinco minutos para las 9:00 me separé de ellas y pocos minutos antes de la sálida ya estaba en mi corral.
En sus marcas, listos fuera. Este es el comienzo de la lucha de muchas personas. A las 9:03 pase la línea de sálida. A diferencia de mis otras tres maratones, que también fueron en Berlin, no estaba tan emocionada. Esta vez tenía un sentimiento guerrero dentro de mi. Esta vez sería mi cabeza la que manejaría todo. Yo estaba concentrada tratando de mantener un ritmo de 4:30. Los primeros 5 kilómetros los hicen en un promedio de 4:25 min/km y me sentía bien. Yo solo quería llegar hasta el kilómetro 25 con mucha energía para rematar los últimos 17 km. En eso era lo que pensaba, correr suave, sin gastar energía, solo rodar y rodar. Correr económicamente. Para mi sorpresa los siguientes 5 km fueron a un ritmo de 4:18min/ km y todavía me sentía como si nada. En ese momnento empece a pensar que quizás podría apretar desde ya y que debería considerar en cambiar mi estrategia y quizás intentar lo que ya me había pasado por mi cabeza desde hace muchas semanas. Correr por debjao de 3 horas. En algún momento entre el kilómetro 10-15, me decidí. Me dije, hoy es el día. Si no es hoy, cuando?. No hay la próxima maratón, y el otro año. Hoy me siento fuerte mental y físicamente. Así que vamos por ese plan suicida. Así empecé a correr más y más rápido. En el camino me encontré a muchos de mis compañeros de entrenamiento los cuales me motivaron un montón. También en el recorrido fue muy lindo encontrar a todas esas personas que te aman y te hacen barra. Eso de verdad me impulsaba aún más. Así segui muy tranquila solo pensando en guardar energía para el final. La media maratón la pase a 1:29 y me sentía todavía bien. Yo solo estaba nerviosa al pasar el kilómetro 25. No quería que sucediera lo del año pasado.
Cuando pase el kilómetro 25, me sentía igual de bien y allí fue cuando me decidí a correr más rápido. Todo seguía en orden y eso me daba más y más energía. Todo estaba perfecto hasta que en el kilómetro 32 apróximadamente empecé a sentir un intenso dolor en una de mis uñas del pie izquierdo. Sentía como si mi uña se hubiera desprendido totalmente y tuviera una aguja enterrada. Yo me dije, nooooo, no por esto voy a estropear mi plan. No puede ser que ahora sea la uña. Así que por unos kilómetros empecé a apoyar de otra manera para descansar un poco. Y allí empezó de nuevo el trabajo mental. El dolor no existe, el dolor no existe, no es tan grave. Existen otros dolores más intensos. Corre, ya queda poco y de alguna manera lo superé. Otra vez me encontre en mi ritmo y seguía intentando correr a tope. Hasta el kilómetro 40 no me sentí cansada. De hecho, los dos últimos kilómetros se sintieron mucho más largos que los 40 kilómetros anteriores. En ese momento no sabía exactamente si estaría por debajo o no. Yo solo intente controlar el ritmo a 4:15, pero como al comienzo salí mucho más despacio, no sabía si lo había logrado. Más sin embargo, sabía que iba a ser un muy buen tiempo.
Ya 800 metros antes de la meta, cuando se da la vuelta en Unter den Linden (una de las calles principales donde termina la puerta de Bradenburgo), ya cuando se ve la puerta de Brandenburgo me sentí muy aliviada. Ya estaba con mis últimas fuerzas, así que a dar lo que que quedaba. Con toda a cruzar la meta. Cuando me iba acercando encontre primero a un chico supermal en el piso que había colapsado y luego faltando 200 metros a otro señor que no podía caminar y que intentaba atravesar la meta con ayuda de dos voluntarias. Yo estaba un poco en shock y me sentía de cierto modo aliviada que no estuviera en esas condiciones. Mientras tanto intentaba dar mi último remate con las pocas fuerzas que me quedaban. Lo mejor fue cuando vi en el reloj digital de la carrera 3:02. Si, si, que buen tiempo, pensé. Y mejor aún fue cuando atravesé la línea, paré el reloj y vi 2:58. Quedé super impactada, quería que este momento fuera eterno. Pensé al comienzo, que era un error. Pero después pensé que si podía ser. Ahí empecé a llorar, llorar y llorar de felicidad. Había sido una carrera fantástica. Era un sueño más hecho realidad. Era por fin recoger la cosecha de muchos años. Además de ello, 9 días anteriores a la carrera había sido el aniversario número 10 de mi llegada a Alemania y por ello también me sentía muy conmovida Que lágrimas tan dulces. „Mamá estoy triunfando en las europas“, pensaba, riendo un poco a la vez.
Ya después de volver a la realidad me confronte con el dolor de la uña. Efectivamente tenía una ampolla por debajo de ella. La verdad no se veía tan mal como se sentía. Aunque llegue cansada, no me sentía tan mal como las anteriores maratones. Al terminar me encontré con mis compañeros de entramiento, los cuales me recibieron con mucha emoción y yo, de nuevo me puse a llorar. Todos muy amables y lindos. Luego me quede un rato con ellos esperando a mis dos amiguitas, hablando de la carrera y disfrutando de nuestro merecido descanso. Apróximadamente una hora después me encontre casualmente con Dora, quien mejoró su marca por más de diez minutos y más tarde nos encontramos con Veronica quien estaba muy contenta por haber terminado su primera maratón. Para las tres fue un día muy especial y exitoso. En mi próxima entrada encontrarán de forma más detallada como las dos vivieron esta experiencia, con algún tipo de información adicional para la alimentación, preparación y motivación de una maratón.
En la general quede de 1560 de 36838 personas, 79 entre 8925 mujeres y de 26 de 1338 mujeres en mi categoría. Además tuve un split negativo, lo que significa que la segunda mitad de la carrera fue más rápida que la primera. Mejor no podría ser.
El día terminó con la fiesta preparada para los maratonistas, a la cual asistí por primera vez. Allí se realizó una premiación de los ganadores y yo, para empezar una regeneración activa, me eche una bailoteada. Ya saben que otra de mis pasiones es bailar y este día había mucho por celebrar.
Aprovecho para agradecerles a todos aquellos que me apoyaron en este camino. A mi familia, amigos, compañeros, a mi entrenadora Monica Prieto, por la motivación, las buenas palabras, los consuelos, la paciencia, las barras,etc. Los llevo a todos en mi corazón y en cada carrera.